miércoles, 17 de enero de 2018

Canon de subjetividad

Martes, 19 de septiembre de 2017, son las siete de la mañana, acabo de ver en dos días 16 horas de serie y no me arrepiento. Hoy es jueves 26 de octubre de 2017 y en apenas un mes he vuelto a ver la serie otras ocho veces, habiendo invertido aproximadamente 128 horas en esta, sin tener en cuenta el tiempo pasado en foros, ojeando noticias, leyendo fanfiction o perdiéndome en mis inquietudes sobre ella, y no me arrepiento.

¿Por qué? ¿Cómo llega algo a gustarme tanto como para rozar la obsesión? Debe haber un patrón en mis gustos. Contando las obras que realmente me han impactado, me sobran dos dedos de una mano. Dark Souls es mi videojuego favorito, al cual he dedicado más de 600 horas y al que le debo gratitud eterna por abrirme los ojos respecto a que los videojuegos son arte. El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo fue la primera película que me llevaron a ver al cine con apenas unos meses de edad, y aun sabiéndome los diálogos de memoria, cada vez que la veo el corazón me late como si la descubriera por primera vez.

La pregunta sigue taladrando mi mente… ¿Por qué? Me considero una persona dura y crítica hasta el punto de sentirme insultado por aquello que veo malo o mediocre, analizo lo que objetivamente es bueno con frialdad absoluta, y disfrutando de ello. Estas maravillas son especiales para mí porque consiguen romper mi forma de ver y entrar en mí, ponerme patas arriba y hacer que me guie por los sentimientos, apartándome del pensar. Para que pase esto deben darse situaciones muy específicas, que me dejen marcado, y si hay un elemento que es determinante son los personajes, que es conexión directa entre la realidad creada y el espectador.

Con un buen personaje creas un vínculo, empatizas con él y te dejas llevar. Esto último es muy importante para mí, ya que en la gran mayoría de ocasiones acabo viendo ese enlace como algo que se puede analizar y diseccionar, por eso me choca tanto cuando soy yo el que conecta con uno. Dark Souls está lleno de personajes asombrosos, algunos entrañables como Solaire de Astora o Siegmeyer de Catarina; otros demasiado interesantes como para pasarlos por alto como Artorias y Sif el Gran lobo gris; incluso el propio mundo, que te atrapa desde Anor Londo hasta Izalith perdida. El Señor de los Anillos es simplemente inabarcable, desde Gandalf hasta Gollum, la profundidad y complejidad de los personajes es impresionante, con algunos de los mejores arcos de personaje de todos los tiempos.

No creo ser capaz responder totalmente a la pregunta, ¿por qué me gusta tanto una cosa y no otra? Lo que tengo claro, es que se trata de una cuestión de sentimientos, ilógicos e irracionales, y precisamente eso lo hace tan especial, el no poder argumentar qué lo hace distintos… porque realmente acaba siendo irrelevante. No me importa que la gente no comparta el gusto por esas obras, que pierda noches de sueño sin motivo aparente. Lo que realmente importa es que al final del día estoy feliz de solo pensar en esa serie que se ha ganado un hueco en mi corazón.

Juan Mateos
Bachillerato


No hay comentarios:

Publicar un comentario