viernes, 24 de marzo de 2017

Lo que pasa cuando no tienes plan un domingo por la tarde

No soy yo mucho de escribir sin ganas, pero me aburro y me va a caducar el Word así que… venga.

Intentaré escribir una historia, a ver qué tal:

Necesito un personaje.

Lo más fácil sería hacer al típico adolescente profundo, de esos con pensamientos complejos e intensitos, del tipo “¿qué es el mundo?” o “¿para qué sirvo?”. Siempre funcionan y al parecer reflejan la profundidad del autor (aunque para mí solo reflejan que el autor necesita pasta). La otra opción es crear una chica, pero por lo visto hay que hacerlas fuertes e independientes, y a mí esos personajes me dan flojera, así que me quedo con el chico.

Ahora necesito una situación previa y una posición de partida. Lo más sencillo y cómodo es hacer una que refuerce la complejidad del protagonista, algo así como que esté sentado melancólico en un lugar alto y al atardecer, que eso es muy de personaje profundo.

Y por supuesto está el mundo, pero vamos, con pintarlo de forma que parezca un latazo y decir que no entiende al protagonista, ya vale.

Bueno, más o menos lo tengo todo, ahora a escribir, a ver qué tal me queda.

El chico miraba taciturno el cielo que moría en el horizonte. A sus pies las personas se fundían con las cristaleras pintadas de colores pastel. Siempre le gustaba sentarse ahí a solas con sus pensamientos, como si una fuerza invisible le impulsara a quedarse en aquella zona y le obligase a contemplar aquella vista. Se le llenaron los ojos de lágrimas al pensar que esa era la única situación en la que se sentía unido a aquel mundo que no se dignaba a entenderlo y valorar…

Mira, como siga así mucho más me va a hacer falta un lavado de estómago.

Me voy a preparar un bocata.

Alfonso Pizarro
Estudiante de Filología Hispánica





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